"Paraje de El Postigo"


El paraje de El Postigo es el área natural inmediata a Cañete, extendiéndose bajo las mismas murallas del casco viejo de la villa, de tal modo que forma parte inseparable de la población y siempre ha estado estrechamente unido a ella, como zona de cultivos huertanos y de antiguas actividades industriales (moliendas y quizás tintado de paños). El paraje toma su nombre de la estrecha poterna, de época indefinida, que ha servido desde siempre a las gentes de Cañete para acceder a los ingenios y huertas, así como para asegurarse el agua en momentos de necesidad. La empinada bajada al río desde la población es todavía hoy uno de los lugares de más rancio sabor popular de todo Cañete.

El Postigo engloba un tramo encajonado del cauce del río de la Virgen (o río Tinte), afluente del río Mayor que tiene origen en el manantial de Las Fuentes, a unos dos kilómetros de la población. Tras dar sus primeros pasos por vega abierta, el río desciende de pronto hacia el río Mayor ganando desnivel y salvando en cascada varios escalones calizos, de los cuales el más elevado es el conocido como Pozo de la Horca, de una decena de metros de altura, que constituye el punto más espectacular y recóndito del paraje de El Postigo, a los mismos pies de la ermita de la Virgen de la Zarza, patrona de la villa. Paradójicamente, este nombre siniestro (recuerdo acaso de la expeditiva justicia medieval) acoge a uno de los rincones más hermosos de Cañete.

La pequeña hoz de El Postigo se esculpe en materiales calizos del periodo Jurásico y supone un corte estratigráfico brusco entre el cerro del Castillo y el inmediato cerro de La Picota, que se alzan a ambos lados de forma muy abrupta. Todo el barranco muestra potentes formaciones de travertinos (piedra de toba), resultado de la intensa concreción de los carbonatos cálcicos presentes en el agua.

El lugar cuenta con numerosas especies vegetales autóctonas (sargas, saúcos, guillomos, trepadoras), a las que hay que añadir un buen número de herbáceas y el colorido de las huertas, pequeñas piezas de orfebrería agrícola. La muralla sobre el barranco es obra musulmana de mediados del siglo X, completamente transformada por las intrusiones de las viviendas adosadas al interior, resultando la porción del perímetro amurallado más afectada por modificaciones posteriores, audaces balconadas vecinales para abrir las casas al frescor y la umbría del río.

El acondicionamiento turístico de El Postigo se llevó a cabo en 1993, devolviendo al paraje toda su belleza natural y creando un atractivo lugar para el solaz y el sosiego. Una serie de sendas recientemente habilitadas permiten un cómodo y agradable itinerario de unos minutos por el paraje. Con un abundante número de especies vegetales, el frescor del río de la Virgen, la pequeña maravilla de la cascada del Pozo de la Horca y las perspectivas de la muralla meridional de la Cañete, donde los viejos bastiones islámicos han sido invadidos y superados por la arquitectura popular, el paraje de El Postigo es una reducida simbiosis de lo natural y lo humano que bien merece un corto paseo.